Frédéric Chopin y Viktor Korchnoi
La música: “Nocturne nº 1 en si bémol mineur” de Frédéric Chopin Creo que casi todos estamos de acuerdo en que lo mejor del verano son las noches, aunque los …
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La música: “Miserere mei, Deus” de Gregorio Allegri Que nadie se me ofenda, pues es obvio que hay a quien le gusta y alguno igual me lee, pero hay montones …
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La música: “Intermezzo della Cavalleria Rusticana” de Pietro Mascagni Año Nuevo. Ha llegado el momento de renovar nuestra lista de buenos propósitos para el recién estrenado 2012. Ya está bien …
The lark ascending
He rises and begins to round,
He drops the silver chain of sound,
Of many links without a break,
In chirrup, whistle, slur and shake.
For singing till his heaven fills,
‘Tis love of earth that he instils,
And ever winging up and up,
Our valley is his golden cup
And he the wine which overflows
To lift us with him as he goes.
Till lost on his aerial rings
In light, and then the fancy sings.
La ascensión de la alondra
Asciende y comienza a girar,
Arrojando una plateada cadena de sonido
De incontables eslabones engarzados;
Gorjea, silba, trina, tiembla.
Pues canta hasta que inunda su cielo,
Instilando amor por la tierra,
Siempre aleteando hacia lo alto.
Nuestro valle es su copa de oro
Y ella el vino que se derrama
Para elevarnos consigo en su ascenso.
Hasta que sus anillos aéreos desaparecen
En la luz, y entonces la imaginación canta.
Miserere mei, Deus
Miserere mei, Deus,
secundum magnam misericordiam tuam.
Et secundum multitudinem miserationum tuarum,
dele iniquitatem meam.
Amplius lava me ab iniquitate mea:
et a peccato meo munda me.
Quoniam iniquitatem meam ego cognosco:
et peccatum meum contra me est semper.
Tibi soli peccavi, et malum coram te feci:
ut justificeris in sermonibus tuis,
et vincas cum judicaris.
Ecce enim in iniquitatibus conceptus sum:
et in peccatis concepit me mater mea.
Ecce enim veritatem dilexisti:
incerta et occulta sapientiae tuae manifestasti mihi.
Asperges me hyssopo, et mundabor:
lavabis me et super nivem dealbabor.
Auditui meo dabis gaudium et laetitiam:
et exsultabunt ossa humiliata.
Averte faciem tuam a peccatis meis:
et omnes iniquitate meas dele.
Cor mundum crea in me, Deus,
et spiritum rectum innova in visceribus meis.
Ne projicias me a facie tua:
et spiritum sanctum tuum ne auferas a me.
Redde mihi laetitiam salutaris tui:
et spiritu principali confirma me.
Docebo iniquos vias tuas:
et impii ad te convertentur.
Libera me de sanguinibus, Deus, Deus salutis meae
et exsultabit lingua mea justitiam tuam.
Domine, labia mea aperies:
et os meum annuntiabit laudem tuam.
Quoniam si voluisses sacrificium, dedissem utique:
holocaustis non delectaberis.
Sacrificium Deo spiritus contribulatus:
cor contritum et humiliatum, Deus, nos despicies.
Benigne fac, Domine, in bona voluntate tua Sion:
ut aedificentur muri Jerusalem.
Tunc accetabis sacrificium justitiae,
oblationes et holocausta:
tunc imponent super altare tuum vitulos.
Ten misericordia de mi, oh Dios
Ten misericordia de mi, oh Dios:
conforme a tu gran misericordia.
Y conforme a la multitud de tus piedades,
borra mi maldad.
Lávame enteramente de mi culpa,
y límpiame de mi pecado.
Porque yo conozco mi maldad,
y mi pecado está siempre ante mis ojos.
Contra ti solo he pecado, y hecho lo malo delante de ti:
porque te justifiques en tus palabras,
y venzas en tu juicio.
He aquí que en iniquidades fui engendrado,
y en pecados me concibió mi madre.
He aquí que amas la verdad:
me has manifestado los misterios y secretos de tu sabiduría.
Rocíame con hisopo y seré limpio:
lávame, y seré emblanquecido más que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
y saltarán de placer mis huesos apocados.
Aparta tu rostro de mis pecados,
y borra todas mis iniquidades.
Crea en mi, oh Dios,
un corazón puro y renueva dentro de mi un espíritu recto.
No me eches de tu presencia,
y no quites de mi tu santo espíritu.
Devuélveme el gozo de tu salvación,
sosténgame un espíritu de príncipe.
Enseñaré a los pecadores tus caminos,
y los impíos se convertirán a ti.
Líbrame de toda sangre, oh Dios, de mi salud,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, abrirás mis labios,
y mi boca anunciará tu alabanza.
Porque si hubieras querido sacrificio, yo lo hubiera ofrecido:
mas no te serán agradables los holocaustos.
Para Dios es sacrificio un espíritu atribulado:
el corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo despreciarás.
Haz bien, oh Señor, con tu buena voluntad a Sion:
para que sean edificados los muros de Jerusalén.
Entonces aceptarás el sacrificio legítimo,
las ofrendas y holocaustos:
entonces ofrecerán sobre tu altar becerros.