Sin renunciar (para nada) a la endémica bizarría del subgénero, la clara vocación pop de The Alan Parsons Project hace de este grupo uno de los más inusuales del rock progresivo. Lo más inusual, por supuesto, es que no era un grupo: ni actuaba en directo ni tenía miembros formales aparte de sus dos artífices, Alan Parsons y Eric Woolfson. Cuando se conocieron, allá por 1974, Parsons era ya un ingeniero de sonido reputadísimo, no en vano había trabajado con los Beatles en Abbey Road y Let it be y estado a los mandos de The dark side of the moon, la opera magna de Pink Floyd, a la que aportó mucho más que mera sabiduría técnica. En paralelo su frustración como creador crecía, porque sometido a los dictados de la estrella de turno no podía dar rienda suelta a sus ideas. Y así es como nace el “proyecto”: Woolfson, un compositor de amplio espectro y (como demostrarían los años) considerable talento, escribiría las canciones; Parsons se ocuparía de la producción; se contratarían los músicos de estudio más adecuados para cada pieza; y ambos tendrían control absoluto sobre el producto final. En principio no iba a ser más que un álbum, Tales of mystery and imagination, inspirado en el universo poético y narrativo de Edgar Allan Poe; acabaron siendo diez, con un total de más de cincuenta millones de copias vendidas.
Otro chocante detalle del “grupo” es la omisión de Woolfson en su nombre. Fue consensuado, a sabiendas de que con la marca “Parsons” sería más fácil vender la idea a las discográficas. El músico diría más tarde que fue la mejor y la peor decisión de su carrera; la mejor, porque pudo disfrutar del éxito económico y artístico sin las servidumbres de la fama; y la peor, por el mismo motivo: nadie sabe quién es Eric Woolfson. En discos posteriores se dio el gusto, al menos, de cantar algunos de los temas más famosos del tándem, como “Time”, “Eye in the sky” o “Don’t answer me”; en Tales of mystery and imagination, del que he seleccionado su precioso corte final, ni eso. Vale, casi ni eso. En vez de un lamento por la amada perdida, conforme al poema homónimo de Poe, Woolfson relee “To one in Paradise” como un réquiem por el propio Poe, y su voz emerge por un instante: es él quien canta lo de “Cold sands of time / Shall hide what is left of me” (“Las frías arenas del tiempo / Ocultarán mis restos”). Visto cómo sucedieron las cosas, y especialmente tras morir de cáncer en 2009, suena a premonición.
To one in Paradise / The Alan Parsons Project
To one in Paradise / The Alan Parsons Project letra y traducción