La música: “Escenas olvidadas” y “Tendré que salir algún día” de Golpes Bajos
En cumplimiento de una especie de promesa que me hice hace un año, he recorrido este mes parte del Camino de Santiago junto a mi esposa. Los presuntos beneficios espirituales de la empresa habrán de sustanciarse con el tiempo, pero ya estoy en condiciones de adelantar algunas conclusiones:
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Irrumpir en la plaza del Obradorio justo cuando suenan las campanas de la Catedral, un gaitero está dándolo todo en un callejón y luce un sol esplendoroso sobre Santiago, mola
Ir una semana a Galicia con la esperanza de perder algún kilillo, incluso aunque se anden veintitantos kilómetros al día, es de ingenuos.
- Ya sabemos que los tiempos están muy achuchados, pero arranques voluntaristas como “yo con las botas viejas de montaña mismo me apaño” pueden resultar contraproducentes.
- Irrumpir en la plaza del Obradorio justo cuando suenan las campanas de la Catedral, un gaitero está dándolo todo en un callejón y luce un sol esplendoroso sobre Santiago, mola. Y no cabe duda de que la deshidratación y la pérdida de sales minerales aumentan el voltaje del rampazo que se siente en la columna vertebral.
Lo cierto es que cada vez que viajo a Galicia se duplica mi admiración por esta tierra y sus gentes así que me parece de justicia que de allí emergiera el grupo más importante que ha dado el pop-rock español: Golpes Bajos.
Grupo, por otra parte, tan difícil de descifrar como el clima gallego. Por encuadrárseles en algún sitio se les asocia con la famosa y sobrevalorada movida, pero ni geográfica ni musicalmente tienen mucho que ver con ella. No desde luego las esperpénticas letras de su personalísimo cantante, German Coppini, que beben con frecuencia de la Galicia más profunda y mohosa; ni tampoco las melodías de su multiinstrumentista Teo Carralda, que nunca sabes si suben o si bajan, que tan pronto se visten con ritmos funkies como salseros, sin más denominador común que una consistente brillantez.
Golpes Bajos, como el cielo azul en Santiago, duraron poco (un álbum y dos mini-LPs), pero su escueto legado gana enteros cada año que pasa. Por aquí abajo el calor sigue apretando así que os dejo con uno de sus temas más refrescantes. Qué vaya bien y la Operación Retorno os sea leve.
Escenas olvidadas / Golpes Bajos
Escenas olvidadas / Golpes Bajos letra de la canción
Si nunca has escuchado Malos tiempos para la lírica es que no has vivido en este país los últimos treinta años. ¡Si hasta la última edición del diccionario de la RAE recoge ya esta expresión…! Mucho menos conocida de lo que debería ser es la introspectiva Tendré que salir algún día, con un Coppini más ordenado de lo habitual señorialmente arropado por el piano de Cardalda.
25 de diciembre de 2014:
Esta Nochebuena falleció en Madrid Germán Coppini, fulminado por un cáncer de hígado que se le había detectado pocos días antes. No hay mucho que destacar de su trabajo posterior a Golpes Bajos, pero hay montones de presuntos músicos que no han conseguido acumular en larguísimas carreras ni la mitad de las luces que esconden las grabaciones del conjunto vigués. La ya mencionada “Tendré que salir algún día” me parece un muy oportuno tributo a su memoria.
Tendré que salir algún día / Golpes Bajos
Tendré que salir algún día / Golpes Bajos letra de la canción
Si hace dos semanas tuvimos la ocasión de disfrutar de un fenomenal estudio creado por un matemático de primera fila, hoy os traigo, de manos de un destacado compositor, un problema con un innegable aroma matemático. ¿Recordáis a esas viejas conocidas del instituto, las permutaciones? Pues aquí asoman. Un encanto añadido del problema es su posición inicial, con esa elegante alineación de las piezas negras en la última fila y la doble clavada en la diagonal a2-b8 que, además, encierra la clave de la solución.
El ruso Yakov Vladimirov es el editor de la revista Shakhmatnaya Kompozitsiya y ha colaborado durante años en otras como Uralski Problemist, 64, etc. Es también un prolífico autor de artículos y libros sobre composiciones y compositores en el ajedrez. Obtuvo el título de gran maestro de composición en 1988.
Una de sus más notables aportaciones al mundo de la composición es el tema que lleva su nombre. Es un problema de mate en 2, en el que las blancas tienen dos intentos fallidos, llamémoslos A y B, que se neutralizan, respectivamente, con las defensas a y b. Lo divertido es que si a la jugada ganadora, pongamos X, se responde con a (respectivamente, con b) entonces la jugada que da mate es precisamente A (respectivamente, B). ¿Huele también esto a matemáticas, o soy yo, que las veo en todos sitios?
Problema de Y. Vladimirov, Probleemblad 1966
Vladimirov publicó el problema con el tema que lleva su nombre en la revista letona Šahs en 1977. Otro problema suyo que me gusta mucho es un estrafalario mate en 17 que ganó el primer premio del Memorial Macleod en 1994.