Y ahora, con el blog en estado de animación suspendida, voy y caigo en la cuenta de que hay un curioso tipo de problema de fantasía, en inglés lo llaman “series mover” (yo, a falta de mejor nombre, utilizaré el de “serie-mate”), en el que uno de los bandos permanece comatoso perdido mientras el otro hace todo el trabajo. Un serie-mate en 10, por tanto, sería un problema en el que el blanco hace diez jugadas seguidas únicas y da mate. Todas las jugadas han de ser legales; en particular, ninguna de las jugadas previas puede poner al propio rey en jaque o dárselo al del oponente. La idea no parece muy excitante, porque el ajedrez es un juego de toma y daca, pero los compositores han sabido sacarle su puntillo, principalmente combinándola con otro concepto extravagante, el de mate ayudado. En un serie-mate ayudado en 10 es el negro quien hace la serie de diez jugadas (con las restricciones ya indicadas) para que el blanco ponga la guinda dando mate en la jugada final.
Iosif Mikhailovich Krikheli fue un gran maestro de composición soviético (georgiano, en concreto), que a pesar de su prematuro fallecimiento (murió en 1988, a los 57 años, víctima de un ataque cardiaco, mientras jugaba una partida relámpago durante un congreso de compositores) firmó unas 1500 obras, siendo sobre todo sus mates ayudados los que cimentaron su extraordinaria reputación. Viendo el que os enlazo a continuación es fácil entender por qué.