La música: “Fake plastic trees” de Radiohead
Como es conocido, la Naturaleza es una dama avariciosa que reparte sus dones con bastante racanería. Por ello es mucho más fácil tropezarse con alguien feo, corto y desagradable que atractivo, brillante y encantador.
Según el mismo principio, un intérprete con una voz realmente especial no debería tener verdadero talento para escribir canciones, mientras que la garganta de un consumado compositor será del montón en el mejor de los casos.
Thom Yorke, el líder de Radiohead, tiene una voz más que notable y es, como bien se sabe, el verdadero motor creativo del grupo, por mucho que en los discos todos los temas se atribuyan al colectivo. Por tanto ¿dónde está el truco?
Bueno, particularmente guapo no es. Tampoco es que sea un adefesio, es solo que parece… raro. Resulta que de pequeño tuvo parálisis facial, y debido a ello tiene el ojo izquierdo como medio cerrado, lo que le da un aire un pelín siniestro, especialmente cuando parpadea.
Un comentario poco caritativo, lo reconozco, pero toda la culpa es suya: lejos de disimular este problema, Yorke y sus colegas lo explotan a veces en sus vídeos de forma descarada (echadle un ojo, nunca mejor dicho, al de “No surprises”, que es paradigmático en este sentido). Supongo que es para darle un toque inquietante al producto, cosa absolutamente innecesaria porque las letras se bastan y se sobran: zumbados que observan sigilosamente a la chica que aman, sensaciones que uno debiera experimentar tras sobrevivir a un grave accidente de tráfico, túneles oscuros que no acaban con una luz al final… no sigo, no sea que huyáis aterrorizados.
Lo que sería una lástima pues Radiohead es, en opinión de muchos de los que saben de esto, el grupo más importante de los últimos veinte años y su disco OK computer el mejor que se ha grabado en este tiempo. Su mérito estriba en haber sabido mezclar influencias de lo más variopintas (Nirvana, los Pixies, Pink Floyd, hasta los Beatles…) con texturas provinientes de la música electrónica y experimental más atrevida del momento, sin que el resultado final sea un mejunje intragable, que sería lo lógico. Gran parte de culpa la tienen, claro, las poderosas melodías de Yorke, que pueden con todo lo que se les ponga por delante. Para mi gusto la más bonita es la de “Fake plastic trees”, el particular himno de Yorke al hastío y la superficialidad de nuestras vidas y relaciones, que es también un himno en lo musical, un clásico instantáneo de esos que se te meten en la cabeza y llegan para quedarse.
Radiohead no es el típico grupo con el que amenizar un guateque, eso es obvio, pero si podéis dedicarle un poco de tiempo, hacedlo; os aseguro que la inversión se recompensa con creces.
Fake plastic trees / Radiohead
Fake plastic trees / Radiohead letra y traducción
La práctica totalidad de los trabajos de Radiohead tienen el sello de la auténtica clase: mejoran con cada audición. Aunque hay que reconocer que a veces, como ocurre con su superaclamado (por los críticos) Kid A, hay que escucharlos bastante para que la mejora se note. Por tanto me restringiré en este apartado a sus dos discos más populares, The bends (donde aparece “Fake plastic trees”) y el citado OK computer, que objetivamente son también los más logrados.
- High and dry. Otra gran balada de The bends, electrificada en su justo punto por Jonny Greenwood, el brillante guitarra solista del grupo. Yorke opina que “no es que sea mala, es que es muy mala”, así que ya os podéis imaginar el nivel de autoexigencia del muchacho.
- Paranoid android. La canción cumbre de OK computer y por extensión de toda su carrera, aunque me ha faltado valor para elegirla como estrella de la entrada de hoy porque me temo que es demasiado compleja para el gusto de la mayoría. Su estructura “lento-rápido-lento” es una especie de trasunto en negativo de los tres movimientos del concierto clásico, con melodías soberbias y un súbito y espectacular cambio de ritmo central que evoca, superando ampliamente, a Nirvana. La letra retrata a una jet set enloquecida por las drogas y es metáfora, según Yorke, ¡de la caída del Imperio romano! Una canción irrepetible.
- Y para terminar No surprises, igualmente en OK computer, a cuyo peculiar vídeo ya me referí hace un rato. En apariencia una tema letárgico, casi una nana. Por supuesto, hay gato encerrado porque nos habla de lo tranquila que sería la vida, sin alarmas y sin sorpresas, tras “un apretón de manos de monóxido de carbono”. Y tanto.
Os presento a mi primer amor ajedrecístico.
Aún recuerdo la primera vez que vi esta partida. Tendría 15 años y sería, seguramente, fin de semana, porque la mañana estaba ya bien entrada, un sol radiante inundaba la habitación y yo seguía tumbado en pijama en la cama, con un libro titulado Cómo jugar y vencer al ajedrez en una mano y reproduciendo con la otra en mi tablero algunas de las partidas que contenía.
Entonces me tropecé con esta. No pasaba nada de especial interés, al menos en comparación on otras que ya había repasado, hasta que llegué a la jugada 24 de las blancas. Mira que han pasado años y he visto partidas, pero nunca un movimiento me ha dejado tan atónito. Es verdad que yo era apenas un crío, y como tal fácilmente impresionable, pero estoy seguro que ni el más encallecido de vosotros podrá resistirse a su magia.
Existe cierta confusión acerca de cuándo, y con quién, se disputó esta obra de arte. Algunas fuentes la fechan en 1951 y afirman que el derrotado fue Yuri Averbakh, el gran maestro vivo más longevo, que disputó el torneo de Candidatos de 1953 y fue campeón soviético en 1954. En realidad se jugó en 1946, en el campeonato de la Sociedad Deportiva Molniya, y conducía las piezas negras E. Auerbach, un maestro de rango bastante menor que el mencionado Averbakh. El vencedor, Yuri Semenovich Gusev, fue uno de los muchísimos fuertes jugadores soviéticos de mediados del siglo XX que nunca cruzaron el Telón de Acero y seguiría en el más total anonimato si no fuera por el día de desbordante inspiración que tuvo hace sesenta y tantos años.
En su monografía Sacrificios de dama, Yakov Neishtadt se pregunta si el de la partida de hoy es el mas impresionante jamás jugado. La duda ofende.
Primera visita a tu blog: impresionante.
Comparto tu opinión sobre Radiohead.
Sólo por contribuir un poco, consignar que hay una preciosa versión de “High and dry” de Jorge Drexler, y también esta de “No suprises” de Regina Spektor
http://www.youtube.com/watch?v=05OpUIN5qcc
Un abrazo.
Hola tocayo,
Bienvenido y gracias por el piropo.
Exquisitas versiones sin duda. No sé si conoces el disco Exit music: songs with Radio Heads; es una compilación de canciones del grupo versionadas por diversos artistas. En general no hay color, pero la de “Blow up” por un tal (o tales) “L.O. Freq” es más que notable. Si tienes curiosidad está en YouTube (como casi todo el resto de música compuesta en la historia de la humanidad).
Un abrazo