Os propongo un pequeño acertijo: ¿cómo ganan rey, peón en séptima y alfil blancos a una torre negra en octava, sabiendo que la casilla de coronación es del mismo color que las que el alfil controla? Fácil no es, os lo advierto, porque en cuanto la torre capture el peón son tablas automáticas. Por otro lado, echad cuentas: el peón controla dos casillas de la octava fila y alfil y rey, a lo sumo, dos y tres respectivamente. Eso hace un total de siete, así que siempre quedará una casilla libre para la torre. Además no es posible forzar una posición de zugzwang, porque si fuera el turno de mover de las negras y la torre estuviese en la única casilla no amenazada, basta dejarla allí y jugar con el rey.
Mientras os devanáis los sesos con el enigma os voy presentando a su inventor, el letón Hermann Matisson (también conocido como “Hermanis Mattisons”, a veces con una sola “t”, que es como se escribe su nombre en su lengua materna), otro de los grandes referentes de la composición clásica. Nacido en Riga en 1894, quiso la mala fortuna que falleciera de tuberculosis con apenas 37 años, en 1932, por lo que solo pudo firmar unos 60 estudios, muchos, eso sí, de un gran valor artístico. Como perfectamente ilustra la composición de hoy, su fuerte eran las posiciones engañosamente simples pero de inesperada solución. Compaginó la creación de estudios con el juego práctico, donde cosechó algunos éxitos notables, entre los que cabe destacar su doble victoria en 1924 en el primer campeonato de Letonia y el Campeonato del Mundo Amateur de la FIDE en París (delante de Euwe y Colle). Representó a su país, como primer tablero, en la Olimpiada de Praga de 1931, y a lo largo de su carrera derrotó, entre otros, a Alekhine, Maróczy, Rubinstein, Vidmar y Colle.
Y bien, ¿qué hay de nuestro acertijo? “¡Ajá, lo tengo!”, dirá el perspicaz lector. “Es verdad que sobra una casilla, pero el rey negro también juega. ¡Él es el que ocupa la octava!”. Buen intento, pero eso sería trampa. Suponed que el monarca se ubica lejos de la zona caliente, en la cuarta fila por ejemplo. “Pero si la clave no está en el rey negro, ¿dónde está entonces?”, me preguntaréis, perplejos.
Pues en el rey negro, naturalmente.
Estudio de H. Mattison, Latvis 1923
Rigasche Rundschau 1914 (ganan blancas, 1.Ae3+), Jaunakas Zinas 1927 (ganan blancas, 1.c6) y Shakhmatny Listok 1927 (ganan blancas).